Por Luis Carlos Carrillo
—Es una tropa descomunal de orcos —dice el rey de los elfos con preocupación—. Tendría que haber un milagro si les vencemos Carles.
—Querido rey, ¿le puedo dar un consejo?
—Claro.
—Bajemos de esta colina y diríjase al pueblo de inmediato, forme nuestras tropas, que vamos a luchar, pero antes hagan una barrera protectora para ganar tiempo.
—¿Y tú que harás Carles? —pregunta el rey con sospecha—. Ese es tú trabajo.
—Voy a buscar el milagro.
Cuando el rey busca observarlo ya se había marchado. Los elfos por naturaleza son ágiles y veloces, pero Carles había desarrollado una velocidad increíble El rey no le quedó de otra que seguir los consejos que prácticamente eran una orden.
Carles corre a toda prisa entre el bosque, hasta que llega a la montaña que andaba buscando. Trepa desesperado hasta llegar a la meseta. Ahí se encontraban los golem; habían todo tipo de seres inanimados hechos de piedra: hombres y animales terrestres y voladores. Enseguida Carles les da vida con su magia; él sabía perfectamente que los golem obedecen una orden.
—Vengan conmigo hasta el pueblo de los elfos, destruyan a los orcos, y si ellos les da la orden de que nos aniquilen no los obedezcan.
De inmediato emprenden la carrera titánica, haciendo temblar la tierra, los animales huir y las aves volar. Al llegar al pueblo los golem se mezclan con los elfos en la lucha haciendo volar por los aires a los orcos, aplastándolos y partiéndolos en dos. Los orcos no les quedo otra que marcharse.
Todos festejan el triunfo, pero el rey tiene otra preocupación: ¿dónde está Carles? Uno de los elfos lo trae en sus brazos, Carles había muerto en lucha por su pueblo, su familia.
Y así Carles deja de ser líder de su mágica tropa, para convertirse en héroe y salvador de su pueblo. Así pasa a ser símbolo de orgullo y unión entre los elfos. Así es como Carles se convierte en leyenda.
—Es una tropa descomunal de orcos —dice el rey de los elfos con preocupación—. Tendría que haber un milagro si les vencemos Carles.
—Querido rey, ¿le puedo dar un consejo?
—Claro.
—Bajemos de esta colina y diríjase al pueblo de inmediato, forme nuestras tropas, que vamos a luchar, pero antes hagan una barrera protectora para ganar tiempo.
—¿Y tú que harás Carles? —pregunta el rey con sospecha—. Ese es tú trabajo.
—Voy a buscar el milagro.
Cuando el rey busca observarlo ya se había marchado. Los elfos por naturaleza son ágiles y veloces, pero Carles había desarrollado una velocidad increíble El rey no le quedó de otra que seguir los consejos que prácticamente eran una orden.
Carles corre a toda prisa entre el bosque, hasta que llega a la montaña que andaba buscando. Trepa desesperado hasta llegar a la meseta. Ahí se encontraban los golem; habían todo tipo de seres inanimados hechos de piedra: hombres y animales terrestres y voladores. Enseguida Carles les da vida con su magia; él sabía perfectamente que los golem obedecen una orden.
—Vengan conmigo hasta el pueblo de los elfos, destruyan a los orcos, y si ellos les da la orden de que nos aniquilen no los obedezcan.
De inmediato emprenden la carrera titánica, haciendo temblar la tierra, los animales huir y las aves volar. Al llegar al pueblo los golem se mezclan con los elfos en la lucha haciendo volar por los aires a los orcos, aplastándolos y partiéndolos en dos. Los orcos no les quedo otra que marcharse.
Todos festejan el triunfo, pero el rey tiene otra preocupación: ¿dónde está Carles? Uno de los elfos lo trae en sus brazos, Carles había muerto en lucha por su pueblo, su familia.
Y así Carles deja de ser líder de su mágica tropa, para convertirse en héroe y salvador de su pueblo. Así pasa a ser símbolo de orgullo y unión entre los elfos. Así es como Carles se convierte en leyenda.
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