Por Jessica Pérez
Mariana no se imaginó que una persona podía cambiar tanto de un día para otro, volverse mala, perversa, cizañera, sin pensar que con sus acciones podía hacerse más daño ella misma que a los que de verdad ella quería dañar. El día que se enteró de toda la maldad con la que había actuado se amiga, su mejor amiga, no podía creerlo, ya que nunca demostró ningún tipo de envidia contra ella. Sin embargo todo cambió el día que conocieron a Gabriel, su actual novio, al cual conoció en su primer día de clases en la universidad, al igual que lo hizo su entonces mejor amiga.
Angélica también había quedado prendada del bondadoso y simpático Gabriel, sin embargo éste había fijado su atención en Mariana como siempre pasaba, todo lo bueno era para su amiga, pero esta vez ella no iba a permitir que sucediera de nuevo. Gabriel debería ser para ella, ese era su nuevo propósito, así tuviera que pasar por encima de su mejor amiga.
Estaba manejando por las atestadas calles de la ciudad, imaginando cómo hacer o qué hacer para conseguir su propósito, sin importar a quien podría dañar con eso, estaba decidido a sacar garras si era posible, metafóricamente hablando se volvería una arpía con tal de obtener lo que tanto deseaba, a Gabriel. Después de horas en el tráfico y de llegar prácticamente corriendo al salón de clases vio su oportunidad de oro: Mariana estaba hablando con su ex novio frente al cafetín y Gabriel no se veía por ningún lado. Angélica sonrió.
- Gabriel – saludó Angélica al novio de su amiga que estaba ocupando su lugar habitual en la clase que compartían - ¿Cómo estás? – le sonrió de la manera más sincera que pudo.
- Hola Angélica – saludó amablemente el chico.
- Muy bien gracias. Sabes, acabo de ver a Mariana en la salida – él la miró curioso –. Estaba hablando con Damián, muy cómodamente – dijo como si nada, esperando la reacción del novio de su amiga, sin embargo él no dijo nada.
Al salir de clases cada uno se fue a destinos diferentes, pero Gabriel había quedado con la duda de lo que le había contado Angélica en clase y fue a buscar a su novia, la cual estaba saliendo y para su mala fortuna venía acompañada de la persona con la que le habían comentado estaba hablando hace unos minutos. Gabriel dejó pasar el asunto y trató de no preocuparse por eso, no obstante cada día Angélica intentaba abrirle los ojos, como ella misma decía, tratando de convencerlo que Mariana no era como parecía, sino que lo único que quería era jugar con él. Lamentablemente todas las artimañas de la joven parecían estar funcionando y Gabriel desconfiaba cada día más de su novia.
Sin embargo, el día que intentó seducirlo fue cuando todo cuadró y se dio cuenta que lo único que buscaba era que él y Mariana se separan, pero ¿por qué? El creía que ella era su amiga, así que decidió tratar de averiguar qué era lo que pasaba, para lo cual la citó en uno de los salones después de clases.
- Hola Angélica –la saludó con una sonrisa –. Quería preguntarte si tú sabías algo que yo no sepa de Mariana, porque ha estado actuando muy extraña últimamente – preguntó simulando estar realmente preocupado por la situación.
- Bueno, la verdad es que la he visto rondando a su ex novio últimamente. Como te había dicho, creo que ella sólo quiere jugar contigo Gabo, y creo que no te lo mereces porque tú eres un chico muy especial, y te lo digo sinceramente. Mariana es una persona mala, mentirosa y que nunca va a saber apreciarte por lo que eres, por eso te engaña y te miente – le respondió muy segura de que sus mañas habían funcionado con él.
De repente la puerta se abre y aparece su amiga con lágrimas en los ojos. Se quedan viendo por unos minutos y lentamente Gabriel toma su lugar al lado de su novia.
- No sabía que podías llegar tan bajo Angélica -dijo–. Pensaba que eras mi amiga y veo que no, eres mala Angélica, mala y envidiosa –continuó con determinación–. Eres una arpía y no quiero que te vuelvas a acercar; te vas a quedar sola Angélica y no vas a poder hacer nada para evitarlo – dicho esto la dejaron en el salón.
Mariana no se imaginó que una persona podía cambiar tanto de un día para otro, volverse mala, perversa, cizañera, sin pensar que con sus acciones podía hacerse más daño ella misma que a los que de verdad ella quería dañar. El día que se enteró de toda la maldad con la que había actuado se amiga, su mejor amiga, no podía creerlo, ya que nunca demostró ningún tipo de envidia contra ella. Sin embargo todo cambió el día que conocieron a Gabriel, su actual novio, al cual conoció en su primer día de clases en la universidad, al igual que lo hizo su entonces mejor amiga.
Angélica también había quedado prendada del bondadoso y simpático Gabriel, sin embargo éste había fijado su atención en Mariana como siempre pasaba, todo lo bueno era para su amiga, pero esta vez ella no iba a permitir que sucediera de nuevo. Gabriel debería ser para ella, ese era su nuevo propósito, así tuviera que pasar por encima de su mejor amiga.
Estaba manejando por las atestadas calles de la ciudad, imaginando cómo hacer o qué hacer para conseguir su propósito, sin importar a quien podría dañar con eso, estaba decidido a sacar garras si era posible, metafóricamente hablando se volvería una arpía con tal de obtener lo que tanto deseaba, a Gabriel. Después de horas en el tráfico y de llegar prácticamente corriendo al salón de clases vio su oportunidad de oro: Mariana estaba hablando con su ex novio frente al cafetín y Gabriel no se veía por ningún lado. Angélica sonrió.
- Gabriel – saludó Angélica al novio de su amiga que estaba ocupando su lugar habitual en la clase que compartían - ¿Cómo estás? – le sonrió de la manera más sincera que pudo.
- Hola Angélica – saludó amablemente el chico.
- Muy bien gracias. Sabes, acabo de ver a Mariana en la salida – él la miró curioso –. Estaba hablando con Damián, muy cómodamente – dijo como si nada, esperando la reacción del novio de su amiga, sin embargo él no dijo nada.
Al salir de clases cada uno se fue a destinos diferentes, pero Gabriel había quedado con la duda de lo que le había contado Angélica en clase y fue a buscar a su novia, la cual estaba saliendo y para su mala fortuna venía acompañada de la persona con la que le habían comentado estaba hablando hace unos minutos. Gabriel dejó pasar el asunto y trató de no preocuparse por eso, no obstante cada día Angélica intentaba abrirle los ojos, como ella misma decía, tratando de convencerlo que Mariana no era como parecía, sino que lo único que quería era jugar con él. Lamentablemente todas las artimañas de la joven parecían estar funcionando y Gabriel desconfiaba cada día más de su novia.
Sin embargo, el día que intentó seducirlo fue cuando todo cuadró y se dio cuenta que lo único que buscaba era que él y Mariana se separan, pero ¿por qué? El creía que ella era su amiga, así que decidió tratar de averiguar qué era lo que pasaba, para lo cual la citó en uno de los salones después de clases.
- Hola Angélica –la saludó con una sonrisa –. Quería preguntarte si tú sabías algo que yo no sepa de Mariana, porque ha estado actuando muy extraña últimamente – preguntó simulando estar realmente preocupado por la situación.
- Bueno, la verdad es que la he visto rondando a su ex novio últimamente. Como te había dicho, creo que ella sólo quiere jugar contigo Gabo, y creo que no te lo mereces porque tú eres un chico muy especial, y te lo digo sinceramente. Mariana es una persona mala, mentirosa y que nunca va a saber apreciarte por lo que eres, por eso te engaña y te miente – le respondió muy segura de que sus mañas habían funcionado con él.
De repente la puerta se abre y aparece su amiga con lágrimas en los ojos. Se quedan viendo por unos minutos y lentamente Gabriel toma su lugar al lado de su novia.
- No sabía que podías llegar tan bajo Angélica -dijo–. Pensaba que eras mi amiga y veo que no, eres mala Angélica, mala y envidiosa –continuó con determinación–. Eres una arpía y no quiero que te vuelvas a acercar; te vas a quedar sola Angélica y no vas a poder hacer nada para evitarlo – dicho esto la dejaron en el salón.
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