jueves, 24 de abril de 2014

Quimera humana

Por Carlos Franco

Ser intersexual es flotar en un limbo sin gravedad en donde no sabes si eres hombre o eres mujer, ya que eres poseedor de los dos órganos sexuales al mismo tiempo y en un solo cuerpo. Ser intersexual significa estar ubicado en una brutal dualidad para toda la vida.

Cuando nació Darling José Perales, causó mucho revuelo. Sus padres no supieron si comprarle ropita rosada o azul. Decidieron comprársela de todos los colores. No sabían si comprarle muñecas o carritos. Le compraron muñecas y carritos.

Darling José fue creciendo con las atenciones de dos géneros, su padre lo trataba como un varón, su madre como una hembra. Su padre lo metió a jugar béisbol. Su madre la metió en ballet.

Darling José tiene un rostro andrógino, una belleza propia de los ángeles. No es de piel blanca ni negra, su piel morena cobriza pareciera estar permanentemente tostada por el sol. Su cuerpo es curvilíneo pero muy musculoso y de anchas espaldas, además tiene un don muy característico, ríe y sonríe permanentemente exhibiendo su bella dentadura.

Completó sus estudios universitarios, licenciándose en artes. Ahora que ejerce la pedagogía universitaria se plantea el siguiente drama existencial: “Soy como la quimera, aquel monstruo mítico con cabeza de león, vientre de cabra y cola de serpiente que se negaba a fusionarse en una sola entidad… Yo soy dos entidades en una y tampoco no me puedo fusionar”.

Darling José nunca llora, ni siquiera cuando les comunicó a sus padres que se mudaría para un apartamento. Cuando eso sucedió sus padres le propusieron que antes de marcharse, escogiera un sexo y se operara, para que no sintiera el rechazo de la sociedad.

Darling con esa sabiduría innata les contestó sonriendo: “Basta con que yo me acepte, hacerlo me hace muy feliz, además soy muy especial, tengo los dos sexos. Tener ovarios y testículos me potencia y me coloca en una enorme ventaja sobre el resto de la humanidad… No les puedo dar detalles pero conozco en profundidad la maravillosa sexualidad de ambos géneros y no renunciaría a ninguno de los dos jamás”. “¡Soy una quimera!”, sentenció.

Darling tuvo intensas relaciones sentimentales con personas de ambos sexos y se sentía espléndidamente bien con todos, hasta que avizoró una posibilidad real de matrimonio cuando se enamoró locamente de Jessica Dumont, una excelente médica cirujana y lesbiana andrófoba a rabiar, cuyo odio por los hombres hizo que le pidiera a Darling que se operara, que se cortara el pene, ya que odiaba su lado masculino. Ella se negó rotundamente, iniciándose una dinámica disfuncional tan tóxica que en pocos meses llevó a la pareja hasta los límites de la violencia física.

Darling buscó una válvula de escape y conoció a Aurora Covarrubias, una artista plástica cuyo amor le sirvió de refugio. Pero la astuta Jessica olfateó el “affaire” y fue hasta la universidad donde vio a Darling besándose en la boca con Aurora. Jessica supo disimular y hasta se empezaron a reconciliar, pero Darling jamás abandonó a Aurora y Jessica empezó a acumular un odio tal que la llevaría a fraguar la venganza.

Una noche le sirvió un té con sedante, la anestesió y aprovechando sus habilidades quirúrgicas le realizó una perfecta penectomía o clitorectomía. Cuando Darling despertó y vio tal atrocidad empezó a reír y le dijo, “Me acabas de privar ferozmente de una parte de mi vida y de mi identidad sexual pero internamente y hasta el último aliento de mi existencia soy y seguiré siendo una quimera".

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