jueves, 5 de abril de 2012

El fin del mundo de la Sra. Zoe



Por Rafael Baralt Lovera

Llegado el momento, cerca de las 10:00 pm del 21/12/2012, se vistió elegantemente, se dirigió al refrigerador, tomó la fría botella de su Chardonnay favorito, la destapó y sirvió en una fina copa de cristal, se sentó en su sitio preferido del apartamento y esperó hasta que se manifestaran los primeros indicios del fin del mundo.

Sí, así de excéntrica era la Sra. Zoe, quien a sus 57 años aún conservaba una singular belleza sólo marcada por el pasar de sus últimos años de viudez. De actitud retraída y casi antisocial, pasaba sus días en la más estricta soledad, sólo se hacía acompañar de sus libros y por su fiel gato, el cual adoptó la víspera de la muerte de su esposo hacía ya 16 años en Ciudad de México.

De esa ciudad tenía sus mejores recuerdos, allí conoció a su primer amor y fue donde estudió lo que más le apasionaba: Historia del Arte Precolombino, para luego especializarse en Cultura Maya logrando alcanzar una gran reputación como docente en ese campo.

Al volver a su tierra natal, trajo consigo un antiguo pergamino maya el cual mostraba un calendario y una inscripción que traducida al español decía: “Y en la fecha señalada la humanidad comenzará un nuevo ciclo y se renovará toda forma de vida en el planeta”.

Decidió colgarlo en la puerta principal de manera que siempre tuviera presente el tiempo que le quedaba. La Sra. Zoe tenía dos grandes adicciones: leer y espiar a su vecino, un enigmático solitario de edad incierta que vivía enfrente.

Eventualmente habían compartido uno que otro café y Zoe sentía una inexplicable atracción hacia él. Ya a punto de terminar su botella meditó sobre lo que fue su vida y las cosas que había dejado de hacer, pero al servirse la última copa asoció el momento con el fin que se avecinaba y decidió hacer algo realmente trascendente, se armó de valor, y en un arrebato salió de su apartamento, tocó la puerta de su vecino y le confesó su amor; al fin y al cabo el mundo estaba por terminar. Volvió a su casa, se tomó las últimas tres pastillas para dormir del frasco y quedó tendida en el sofá.

Al día siguiente, al comprobar que aún seguía viva recordó lo que hizo la noche anterior y sus ojos comenzaron a humedecerse. Caminó hacia la puerta y encontró una pequeña nota que horas antes habían deslizado por debajo que decía: “Querida Zoe, jamás pensé que sería tan dichoso de saber que me amas, yo lo hago desde hace mucho tiempo. Nos vemos esta noche a la misma hora de ayer”.

Zoe alzó su mirada, vio el pergamino y a través de sus lágrimas por primera vez entendió lo que quisieron decir los mayas cuando pronosticaron un cambio de ciclo, ya que para ella comenzaba en ese mismo instante una nueva y mejor vida totalmente renovada.                                                                                            

6 comentarios:

  1. Me agradó mucho el tema de este cuento. Concentrar en una historia pequeñita y personal ese día único de la Gran Historia Humana, es exactamente lo que significará para cada hombre y mujer el arribo del próximo Solsticio de Invierno. ¿Y qué mejor historia para finalizar un ciclo y comenzar otro, que una historia de amor, de reflexión, de decisión, de esperanza? Gran cuento, merece ganar!!

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    1. Tal como lo dije el pasado 08 de Abril, el cuento de mi amigo Rafael merecía ganar, y ganó. BIEN POR EL!!

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  2. ¡Felicitaciones Rafael! merecido triunfo, un cuento con un final lleno de amor y esperanza.
    Comparto con Gustavo el comentario.
    Un abrazo genio.

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  3. Mi querido Rafel, sin duda un relato entrañable y lleno de esperanza, esa esperanza que tanto se ha amagado y que tú con tus letras la has dejado salir a los cuatro vientos. Felicidades por tan merecido reconocimiento y me felicito por tener el honor de conocerte.

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    1. Muchas gracias Eduardo, me halagan tus palabras. El honor es mio por tenerte como amigo. Un abrazo!

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