domingo, 27 de mayo de 2012
domingo, 6 de mayo de 2012
Ajenjo y la tierra
Por Gonzalo Paredes
- Desde el espacio
sideral me acercaba rápidamente a ti. Hacía tres mil seiscientos años que en mi
orbitar no entraba a tu sistema solar, sentía temor. La última vez que me
acerqué, a quinientos mil kilómetros de ti, absorbiste de mi cola, por efecto
de la fuerza gravitacional, grandes cantidades de escoria cósmica que causó
enormes estragos sobre tu ecosistema - dijo Ajenjo.
- Eso fue lo de menos,
más grave fue el efecto que me provocaste: alteraciones en mi campo magnético,
cambió el sentido de mi girar, hiciste desplazar mi eje y los polos cerca de
cuarenta grados, llevando los trópicos boscosos hasta el Ártico. En Siberia
donde habitaban los mamuts se heló en minutos toda chispa de vida; también se
produjo un gran diluvio, terremotos continuos, erupciones de fuego, cambios de
las aguas y sus cuencas, hundiendo continentes en el océano y surgimiento de nuevos
territorios. Se ahogaron los atlantes. Fue una verdadera hecatombe -
contestó la Tierra.
- Acuérdate, a mi paso
se perciben diferentes síntomas como ha ocurrido en los últimos años: cambios
en el medio ambiente, epidemias, sismos, tsunamis, aceleración en tu vibración
y alteraciones en las comunicaciones. Seguro los terrícolas ya están
preocupados - comentó Ajenjo.
- Sí, hay mucha
inquietud; unos científicos aseguran que el recalentamiento se ha producido a
partir de la revolución industrial, por el descontrol y desconocimiento de los
efectos de la utilización de combustibles fósiles, el C02 y los desechos
químicos que contaminan la atmósfera y las aguas. Otros por el contrario
sostienen que las teorías planteadas por antiguas civilizaciones como los
egipcios, los sumerios y los mayas son más exactas; que tú, el desconocido
planeta rojo, al entrar a nuestro sistema solar, por efecto de fuerzas
electromagnéticas, producirás en el sol un nivel más alto de fusión nuclear
encendiendo llamaradas más largas – explicó la Tierra-. Muchas predicciones han
advertido a los humanos de todos los efectos que se van a producir. Lo
importante es saber ¿cuándo será?
- A la velocidad que yo viajo, sesenta y seis kilómetros
por segundo, debo tener mi perigeo el día 21 de diciembre del año 2012. Me
verán al norte de la Corona Boreal. Será el fin y el comienzo – aseveró Ajenjo
-. La tierra se alineará ese día con el centro de la galaxia, recibirá un rayo
sincronizador, será el nacimiento del Sexto Sol, el inicio de la nueva luz, del
respeto y la armonía.
Museo del apocalipsis
Por Gonzalo Paredes
La
nebulosa multicolor se veía desde lejos, flotaba en medio del espacio sideral y
brillaba iluminada por su propia energía. Era el Museo del Apocalipsis. Viajamos a través de universos
paralelos para visitar la era anterior, la de Piscis.
Al entrar,
un cono de luz nos llevó a un campo de batalla; se oían cáligas, caballos,
trompetas, elefantes, choques metálicos y gritos; entre el polvo avanzaba un
águila dorada conquistando territorio, hacia Bretaña y hasta la India, un
imperio nuevo, el Romano. Dentro de sus fronteras se oía la voz de los
profetas. Poncio Pilatos crucificaba a Jesús, que vino a redimir al hombre, a
promulgar su doctrina de igualdad, amor al prójimo y de resurrección al mundo
eterno.
Cinco
siglos después el arcángel Gabriel llevaba el mismo mensaje en boca de Alá, al
mundo árabe, a Mahoma, profeta que extendió la fe desde España hasta el río
Indo.
Los
imperios espirituales se infiltraron dentro de todo el mundo antiguo ante
la reafirmación de un dios único con un paraíso eterno después de la muerte.
Burbujas
recubiertas con cantos de juglares nos transportaron a colinas bordeadas de
ríos; era la edad media, con ruido de mandarrias, de sierras y de ciencias,
para edificar castillos, urbes y armas que protegiesen los feudos ante las
invasiones de los hunos, los mongoles y los otomanos ansiosos de ampliar sus
fronteras. La fe
convertida en filosa espada zanja un abismo, la guerra santa en Jerusalén.
Naves
zarpan en busca de mejorar las economías europeas, colonizan un nuevo mundo, América.
Dejan una estela de sangre africana. Aniquilan dioses y culturas hasta que se
oyen gritos de guerra para reconquistar la libertad arrebatada.
Una niebla
ferrosa y cromada nos rodea con los chirridos de la revolución industrial; es
el nacimiento de los avances tecnológicos del capitalismo; es una carrera
frenética y sin conciencia contaminando las aguas y el medio ambiente
desequilibrando al planeta. Es un materialismo anárquico. La fe y el amor
al prójimo se difuminan en un eco cada vez más lejano y débil.
Una total
oscuridad repentina y un tronar aterrador nos envuelve; un planeta ígneo
se nos encima, nos sumerge en un cataclismo; era el 21/12/12. Se retuerce la
tierra y detiene su girar: tres días de diluvios, oscuridad, ovnis, muerte y
destrucción señalaron la senda de la resurrección prometida, del nuevo ser crístico
integrado a la universalidad; luz viva de la verdad, de la nueva era, la de
Acuario.
Noche ígnea
Por
Gonzalo Paredes
Los ojos azules
estaban abiertos hacia el convulsionado cielo; en sus iris tenían grabada la
cruz lumínica; fue la última imagen que captó Eulogio antes de morir. Todo a su
alrededor estaba pintado con las huellas rojizas de los últimos tres días
funestos: cadáveres, ruinas y destrucción era lo que quedaba. La tierra se
vistió en turbia devastación y sangraba ajenjo en sus aguas.
Eran diez para las
doce de la noche del viernes 21; estábamos abstraídos escuchando música y
tomando unos tragos cuando un estruendo envolvente estalló desde el cielo. Era
el canto siniestro del apocalipsis; todos pensábamos que era el fin. Las
paredes de la casa se dilataban como pulmones al respirar. Afuera un diluvio y
una tenebrosa obscuridad abrazaron al mundo mientras todo era desconcierto. Por
las ventanas se filtró un rayo rojo impregnándolo todo y cegándonos. El terror
nos paralizó, no entendíamos lo que sucedía. El zumbar de ovnis rajaba el
espacio dejando estallidos, clamor y muerte a su paso. Era aterrador, un caos
inimaginable en efervescencia.
Afuera se veían
pasar sombras, imágenes de seres gigantes exhalando gases persiguiendo a los
humanos y aniquilándolos sin misericordia. Eran seres de un mundo paralelo
destructivo que nos venían a invadir y exterminar.
Ahmed, Zulay,
Alexandra, Sara y Eulogio se fueron después de esas ocho horas interminables
que duró el cataclismo, a pesar que les dijimos "no se vayan ahora, los
alienígenas están cazando humanos, tenemos alimentos e iluminación suficientes
para varios días, y aquí en esta edificación estaremos muy seguros.
Debemos rezar con fe el rosario hasta que todo pase".
Abraham se rio y nos
dijo "las profecías que circulan son puras mentiras, todo es una
casualidad, no crean en esas tonterías, y no tengan miedo de salir. Las sombras
son de soldados que llegaron para socorrer y evitar saqueos. Si se quedan
encerrados aquí seguro morirán; hay que irse ya".
Al final del hecatombe
salimos; nuestros amigos estaban frente a la casa, muertos y petrificados.
Avanzaron tan solo unos metros. Los Anunnakis volvieron después de 3600 años
para poner orden al caos: contaminación, guerras, inconsciencia y materialismo
salvaje. Esto no fue lo planificado para nuestra raza; nos desorientamos, no
fuimos capaces, había que depurarnos.
El zumbido de la
luz se oía envolviéndolo todo, era el tañido de la nueva era profetizada: de la
elevación, de la fraternidad, la armonía y la verdad.
A lo lejos las naves apocalípticas se fundieron al infinito para más nunca volver.
viernes, 4 de mayo de 2012
La unidad
Por Jacqueline Ferrero
Apenas hace unos días estaban sentados los
tres en el centro del universo. Con su presencia formaban un triángulo
equilátero; el lugar olía a compasión y cielo. Afuera, el resto del mundo
seguía embebido en sus pensamientos, esculpiendo un futuro incierto, imaginando
enmiendas para un pasado ultrajado y observando a un presente que no daba
elección. Se preparaban para romper las cadenas que controlan la conciencia,
haciendo “una” su creencia y su fe. A partir de ahí se abrirán las puertas que
enjaularon al hombre en si mismo, borrando del alma las estériles huellas de
tiempos pasados.
Más tarde, en el ocaso del día, reinará la
desnudez como en el origen de la humanidad y tal libertad dejará sin piel al
libre albedrío; esto permitirá apartar a aquellos que saben la diferencia entre
el bien y el mal, de los que siguen sumergidos en su interna confusión
albergando al ego como protagonista de su ávido placer.
El padre extendió sus manos hacia adelante
diciendo “Volverá a reinar el amor como única verdad y todo ser estará
conectado a la unidad. Pocos quedarán para reconstruir la nueva era y poner en
práctica la impronta de la conciencia universal; el resto vendrá a mí para
purificar su alma de los miopes y atávicos siglos de miedo y desidia”.
El hijo alargó sus brazos y dijo “Hoy se
moverá la tierra para una nueva cosecha, donde seremos hermanos en unidad con
la vida y el conocimiento absoluto. El hombre siempre tuvo la libertad de
escoger, de elegir entre ser y no serle fiel a la certeza que nació dentro él, atento
o sordo a la voz que clama en su interior y llegó la hora de verse en el espejo
de dicha verdad, llegó el momento de dar por bien lo recibido, amar sin
condición a la tierra, la vida y al creador, siendo uno y todos a la vez”.
Por último habló la madre y dijo “Tomaré de
la mano cada corazón renacido y emprenderé sin memoria el nuevo camino, fiel al
proceso de reconstrucción donde la unidad y su luz sea lo único que habite.
Natura, espacio y contenido brotarán de mi vientre para llenar los vacíos y regaré
de amor la virgen orbe que hoy comienza”. Cerró los ojos y extendió sus manos
sobre las otras formando una estrella de tres puntas; de esta creció un
resplandor blanco que colmó la nada, quedando sólo luz y oquedad.
Renació el día y la noche, el viento, la
tierra, las aguas y los verdes bosques, la fauna libre, el cantar de las
aves y los luceros, pasaron los siete días y sus noches, viajando a través del
proceso inverso a la destrucción. Al final del séptimo día se dio por concluida
la obra creadora: el cielo, la tierra y el nuevo habitante, habían renacido:
28.12.2012.
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