miércoles, 22 de febrero de 2012

La fábula

Por M. A. Hernández G.



Michelle con sus cejas enarcadas y el brillo franco de sus ojos le interrogó.

 — ¿Por qué el 2012 es un número prohibido?

Suspiró profundamente sabiendo que no se acostaría a dormir hasta saciar la sed de conocimiento de la pequeña. Observándola de reojo, y tratando de parecer indiferente, dejó salir un «no lo sé hija».

La pequeña, arrugando la frente y manifestando poca paciencia le increpó de nuevo: «Sí lo sabes, lo leo en tu rostro. Tú no sabes mentir». Con cara de ingenua inquisidora no le apartó la mirada hasta que Malia, su madre, le respondiera.

 — Al parecer ese número se refiere a algún antiguo calendario, un momento específico del tiempo —observó con ternura la sonrisa que dibujaba Michelle sobre su rostro—. Una vieja leyenda cuenta que hace cientos de años existió una civilización pre baraquiana. Aquella primitiva civilización fue devastada por la naturaleza por no haberla amado. Simplemente dejaron de existir.

 — ¿Madre, acaso somos sus descendientes?

 — No hija, provenimos del Primer Hombre. Él luego de aquel cataclismo bajó del cielo junto a sus apóstoles y esposas montados en el ave de fuego. Aquel animal alado los dejó en terreno seguro al pie de la montaña sagrada y comenzaron de nuevo. Iniciaron la civilización que hoy conocemos devolviendo el equilibrio entre los seres que habitamos este planeta —Malia tomó la manta y arropó a Michelle—. Ese número representa una fábula hija por lo que no debes tomarlo en serio. Por favor ve a dormir, no te olvides de rezar tus oraciones a nuestro Primer Hombre BarackO.

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