martes, 3 de mayo de 2011

Tu aroma

Por Yadyra Yánez

Dormida en una litera, allá cuando era pequeña, cuando no necesitaba tanto espacio para acomodar mi cuerpo, envuelta entre sueños de inocencia, en la antigua casa de mi abuela, soñaba o tal vez levitaba con los momentos más cálidos de tu presencia en mi vida, cuando temprano con la alborada, antes que despertara el día, entre canto y canto de amanecer, me envolvía tu aroma aterciopelado y fuerte que me obligaba a salir de mi letargo para buscar tu fuente.

Y es que no sé qué es lo que tienes pero me encantas. Esa cualidad indescifrable que posees que me absorbe y luego me deja, que me seduce y a la vez me atormenta, que jala mis pensamientos y me hipnotiza, que me despierta en las mañana con tu aroma recién tostado, cargado de campo y sol. Aturdida en las mañanas cuando tú estás, revivo y me despierto porque formas parte de mí, te siento exquisito y caliente, seductor y amargo. Me cautivas, te atrapo, te bebo de gota en gota hasta aspirarte todo, mi compañero de siempre.

Soy niña nuevamente, miro a mi abuela en su cocina, en ese cuartito tibio que la encerraba, con su cabellera larga siempre recogida, con su delantal blanco deshecho por el tiempo, preparando sus ollas de barro sobre leña seca, me sonríe y me acaricia, se extraña verme levantada tan temprano, descalza y en ese frío, estoy despierta o tal vez sonámbula, no me siento extraña, aspiro tu olor profundo que me invita a entrar.

Me acomodo junto a una silla de madera pequeña que tiene para mí, junto al antiguo fogón de leña que usa para tostar los granos de café sacados del campo y del sol, junto al viejo molino empotrado que usa para triturar las pepas recién tostadas, junto al cedazo elaborado con lienzos y madera por donde cola el agua hirviendo sobre el café recién molido, me siento junto al olor que emanas desde ahí.

Tu aroma me atrapa en las evocaciones de mi niñez, quiero quedarme ahí, aspirando tu aroma como hoy, como cada mañana desde que tengo recuerdos. Me siento en la falda de mi abuela, mientras ella toma su café y yo aspiro tu aroma, cierro los ojos mientras me cuenta una leyenda para que duerma, porque aún es muy temprano, porque aún soy muy pequeña para beberte, me conformo por ahora con tu olor.

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