Por Leonardo Molina
Suyas serán sus pasiones, vivirán plasmadas en ellas…
De agua vienes de aguas serás, en Río Orinoco te convertirás.
En el cielo yaces, matices de tus colores le darás; nacerás con la luz del sol dando matiz azul; muriendo la luz con el color rojizo y naranja te despedirás.
Por las nubes te escondes y pasas sobre ellas rasante; en las nubes te perpetuarás.
Entre verdes se transportan siendo guardianes invisibles en su palacio terrenal; entre verdes y matices podéis engañar.
De piernas te vales para andar pero con cabeza y brazos de toro te basas para luchar.
Tan ágil y tan fuerte como el caballo trasciendes velozmente y te haz de perder entre las vistas sin parpadear; y con la cabeza de humano te basas para razonar, domados serán en caballos a los hombres les servirán.
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Desde entonces la sirena fue convertida en Río Orinoco; el informante de los cielos Ave Fénix, en matices del día, naciendo al amanecer y muriendo al anochecer; el hipogrifo yace en las nubes dándole sus tonalidades grisáceas y blancuzcas como lo que fue el color de su piel; los celososelfos dispersos en la vegetación dándole al follaje el degradado verdoso a través de sus cambios de humor; los guerreros minotauros ya no tendrían piernas con que correr y brazos con que luchar y quedaron como toros a merced de la humanidad; sus enemigos centauros ya no razonarían como seres humanos y en caballos quedaron plasmados.
Y así nació un paraíso de paisajes a través de los que fueran sus diversos habitantes, quienes les dan vida sin voz pero se manifiestan en cascadas, vientos, colores variantes, chillidos domables, pasos retumbantes, todo por desafiar la naturaleza y creerse dueña de ella.
Sin darse cuenta de inmenso paraíso donde había espacio para todos, y ahora cada uno ocupa su espacio en un espectacular collage, relacionándose entre sí manifestando sus exóticas bellezas, las cuales han inspirado a ser exploradas, cantadas y fotografiadas; una belleza que habían olvidado tener pero que ahora tendrán sus espectadores para reconocerlas.
Suyas serán sus pasiones, vivirán plasmadas en ellas…
De agua vienes de aguas serás, en Río Orinoco te convertirás.
En el cielo yaces, matices de tus colores le darás; nacerás con la luz del sol dando matiz azul; muriendo la luz con el color rojizo y naranja te despedirás.
Por las nubes te escondes y pasas sobre ellas rasante; en las nubes te perpetuarás.
Entre verdes se transportan siendo guardianes invisibles en su palacio terrenal; entre verdes y matices podéis engañar.
De piernas te vales para andar pero con cabeza y brazos de toro te basas para luchar.
Tan ágil y tan fuerte como el caballo trasciendes velozmente y te haz de perder entre las vistas sin parpadear; y con la cabeza de humano te basas para razonar, domados serán en caballos a los hombres les servirán.
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Desde entonces la sirena fue convertida en Río Orinoco; el informante de los cielos Ave Fénix, en matices del día, naciendo al amanecer y muriendo al anochecer; el hipogrifo yace en las nubes dándole sus tonalidades grisáceas y blancuzcas como lo que fue el color de su piel; los celososelfos dispersos en la vegetación dándole al follaje el degradado verdoso a través de sus cambios de humor; los guerreros minotauros ya no tendrían piernas con que correr y brazos con que luchar y quedaron como toros a merced de la humanidad; sus enemigos centauros ya no razonarían como seres humanos y en caballos quedaron plasmados.
Y así nació un paraíso de paisajes a través de los que fueran sus diversos habitantes, quienes les dan vida sin voz pero se manifiestan en cascadas, vientos, colores variantes, chillidos domables, pasos retumbantes, todo por desafiar la naturaleza y creerse dueña de ella.
Sin darse cuenta de inmenso paraíso donde había espacio para todos, y ahora cada uno ocupa su espacio en un espectacular collage, relacionándose entre sí manifestando sus exóticas bellezas, las cuales han inspirado a ser exploradas, cantadas y fotografiadas; una belleza que habían olvidado tener pero que ahora tendrán sus espectadores para reconocerlas.